sábado, 16 de noviembre de 2013

...

Sé que sabés nadar.
Aún no sé cuál es tu estilo,
pero que nadas es seguro.
Me puedo dar cuenta
por cómo te paras en el cordón de la vereda:
Los pies juntos, la mirada en el horizonte,
el cuerpo erguido y la respiración calma.

Imagino que debe ser así:
Tu especialidad es las tazas de té
(en té blanco).
Una habilidad especial
para hacer equilibrio en el borde.
Cerras los ojos,
y tu cuerpo es un pez
muy hábil que se funde con el líquido,
de modo que nadie sabe
cuándo entras en la infusión.
Es maravilloso ver las burbujas ocre
que vas dejando cuando aún estas sumergida.
Y cuando emerges,
respiro satisfecho al verte.
Ahí: mariposa, espalda,
libélula, torso, perrito, salmón rosado,
anguila, pasionaria...
...llegas al otro borde,
giro, patada a la pared
y de nuevo...
...pecho, avispa, bote,
río, cascada, tronquito, inmersión,
planchita, flechita, rol y crol..
Llegas al borde inicial.
Se cierran las branquias
que se te abrieron para la ocasión.
Te sacudís graciosa,
pero el cuerpo te queda teñido
por las hebras del blanco té.
Estas parada nuevamente
en el borde de la taza,
mirás a todos lados satisfecha
y luego te bajas,
secándote el pelo despacio.

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