sábado, 16 de noviembre de 2013

...

Ahora, animal en mi cama.
En los pies de mi cama,
lejos.
Apenas me duermo, claro,
te pierdo de vista, de tacto,
no te escucho
y te venís a mí lado
(sabés que no te dejo)
(que no me parece)
no te importa mucho,
venís y te quedás ahí.
Sólo vos sabes por qué,
si hasta creo que querés la almohada.
Pero es mía, no la presto.
Menos a vos.
¿Por qué a vos?
¿Qué querés?

Bueno.
Hasta ahí nomas.
Me voy a quedar toda la noche despierto
para ver que subas hasta ahí.
No subas más.
Es MI almohada, es mi cama.
Vos estas también,
pero no es tuya
y yo estoy sólo.
Es una cama para una persona sola.
No importa
que sea de una plaza y media.

Bueno. Vení. No te ofendas.
No te vayas abajo de la cama,
es temporada de arácnidos
y vos sos tan chica.
A ver si todavía te pasa algo.
No hinches.
No fue para tanto.
Arriba de la cama está bien.

Bueno, hasta ahí sí.
Dale, ahí te puedo acariciar,
no sé si te gusta que te acaricie.

Por las dudas te dejo la mano ahí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario