Ahora, animal en mi cama.
En los pies de mi cama,
lejos.
Apenas me duermo, claro,
te pierdo de vista, de
tacto,
no te escucho
y te venís a mí lado
(sabés que no te dejo)
(que no me parece)
no te importa mucho,
venís y te quedás ahí.
Sólo vos sabes por qué,
si hasta creo que querés
la almohada.
Pero es mía, no la
presto.
Menos a vos.
¿Por qué a vos?
¿Qué querés?
Bueno.
Hasta ahí nomas.
Me voy a quedar toda la
noche despierto
para ver que subas hasta
ahí.
No subas más.
Es MI almohada, es mi
cama.
Vos estas también,
pero no es tuya
y yo estoy sólo.
Es una cama para una
persona sola.
No importa
que sea de una plaza y
media.
Bueno. Vení. No te
ofendas.
No te vayas abajo de la
cama,
es temporada de arácnidos
y vos sos tan chica.
A ver si todavía te pasa
algo.
No hinches.
No fue para tanto.
Arriba de la cama está
bien.
Bueno, hasta ahí sí.
Dale, ahí te puedo
acariciar,
no sé si te gusta que te
acaricie.
Por las dudas te dejo la
mano ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario